¿Fiscalidad internacional en criptomonedas? Te cuento lo que aprendí por las malas…
Mira, si estás metido en el mundo de las criptos y te mueves entre países, este tema te va a pillar sí o sí. Lo sé porque me pasó. Yo pensaba que, mientras no vendiera nada o no hiciera trading a lo loco, no pasaba nada. Craso error.
El tema de la fiscalidad internacional en criptomonedas es un berenjenal. Cada país lo ve de una forma distinta. Lo que en uno se considera un simple intercambio, en otro puede ser una ganancia patrimonial que hay que declarar… y pagar, claro.
La cosa empieza con saber dónde eres residente fiscal. No vale con decir «vivo en tal sitio». Si pasas más de X días al año en un país, es probable que te consideren residente allí, y eso ya cambia las reglas del juego.
Y luego están los movimientos: compras, ventas, intercambios entre monedas, farming, staking, minería… ¿Sabías que incluso un swap puede generar impuestos? Yo tampoco lo sabía al principio.
Ah, y no te fíes del anonimato. La blockchain no olvida nada. Todo queda registrado. Solo es cuestión de tiempo que lo crucen con tus datos reales. Así que lo mejor es llevar un registro de todo. Fechas, precios, comisiones. Parece un rollo (lo es), pero te ahorra sustos.
En mi caso, lo que me salvó fue hablar con un asesor que sabía de cripto.
Pero no uno cualquiera. Tuve que buscar a alguien que entendiera de verdad cómo funciona esto a nivel internacional. Porque, claro, tenía fondos en exchanges de fuera, y algunos países te exigen declararlo si superas ciertos límites. En España, por ejemplo, está el famoso Modelo 721. Me enteré por Twitter, imagínate.
Y luego está el tema de la doble imposición. Si haces una ganancia en un país y luego la llevas a otro, puedes acabar pagando dos veces. Pero hay tratados para evitarlo. Eso sí, hay que saber aplicarlos, y no todos los asesores lo tienen claro.
Mi consejo: si tienes más de una cripto, en más de un sitio, y te lo estás tomando en serio, búscate ayuda.
Porque la fiscalidad internacional en criptomonedas no es algo que puedas improvisar. Y mejor hacer las cosas bien desde el principio que tener que pagar intereses y sanciones después.